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En la Ciudad de México, existe una red de ayuda silenciosa, pero poderosa, que garantiza algo tan básico como una comida digna. Se trata de los Comedores Comunitarios, espacios donde cualquier persona en situación vulnerable puede acceder a alimentos calientes, nutritivos y balanceados por tan sólo 11 pesos, sí, por 11 pesos puedes comer sin preocuparte de si llevas una credencial o si estás inscrito en algún padrón.
Este programa de la Secretaría de Bienestar e Igualdad Social capitalina tiene una meta muy clara: que nadie se quede sin comer por falta de dinero. No necesitas ningún documento oficial para comer, no se te pide tu INE, CURP ni comprobante de ingresos. Sólo llegas, das tus datos básicos en una libreta y con eso basta. Es una ayuda pensada para confiar en las personas, no para limitar su acceso.
Los Comedores para el Bienestar están ubicados en zonas con alta o muy alta marginación, desigualdad o violencia, justo donde más se necesitan, pero lo más importante es que puede asistir cualquier persona que lo necesite, sea adulto mayor, migrante, persona con discapacidad o simplemente alguien con hambre. Este sistema está pensado para todos los que atraviesan un mal momento económico.
Cada comida es completa y preparada en condiciones sanitarias supervisadas. El costo simbólico de $11 pesos no cubre el total del platillo, pero sí permite que el comedor se mantenga funcionando. El corazón de estos espacios está en la comunidad misma, pues muchos son operados por vecinos voluntarios que han decidido cuidar de su gente, y eso se nota en el trato, la calidez y la calidad de lo que se sirve.
¿Cómo acceder a la comida diaria por 11 pesos?
Para utilizar este servicio, no necesitas registrarte previamente, pero sí debes seguir un procedimiento muy simple. Aquí te explicamos cómo acceder a tu comida diaria por $11 pesos:
- Entra al sitio web de la Secretaría de Bienestar de CDMX.
- Ubica el mapa de los Comedores para el Bienestar en este enlace.
- Busca el más cercano a tu casa (se identifican con un ícono de dos cubiertos en círculo verde limón).
- Acude de lunes a viernes, entre 10:00 a.m. y 5:00 p.m.
- Anota tu nombre, sexo, edad y firma en la libreta de asistencia.
- Paga los $11 pesos y recibe tu comida caliente.
- Si prefieres llevarla, lleva tus propios tuppers.
Lo repetimos por si queda duda: no te pueden pedir credenciales, no necesitas inscribirte y no hay que presentar comprobantes. Sólo acércate con respeto, paga tu comida y listo. Esta política de puertas abiertas es clave para que el programa funcione como red de apoyo y no como trámite burocrático.
En un país donde muchas personas mayores sobreviven con pensiones mínimas o nulas, y donde los apoyos sociales a veces tardan en llegar, este servicio marca la diferencia entre pasar hambre o tener una comida caliente al día. Si tú o alguien cercano lo necesita, acérquense sin pena. Comer no debe ser un privilegio, y en la CDMX, al menos por 11 pesos, no lo es.
Consejos prácticos si vives con pensión limitada
Vivir con una pensión baja, como la mínima del IMSS o incluso sólo con el apoyo de Pensión Bienestar, implica mucha organización. Uno de los consejos más valiosos es priorizar los gastos verdaderamente indispensables, como comida, medicinas y servicios básicos. Todo lo demás, por más necesario que parezca, puede esperar.
Si ya eres beneficiario de un comedor comunitario o piensas acudir, no te sientas avergonzado ni limitado. Este tipo de apoyos existen porque el gobierno sabe que las pensiones no alcanzan. No se trata de “vivir de ayudas”, sino de complementar tu ingreso con sentido común y dignidad. Comer por 11 pesos te permite ahorrar lo suficiente para comprar tus medicamentos o pagar un recibo.
Otra recomendación clave: forma una pequeña red vecinal de apoyo. Muchas personas mayores viven solas y no saben que existen estos comedores. Si tú puedes, lleva a otros, infórmales, acompáñalos. Así como te sirve a ti, le puede servir a alguien que aún no se atreve a salir de casa.
También es útil llevar tu propio recipiente. Así puedes guardar la comida para otro momento o compartirla en casa. Es una manera práctica de duplicar el beneficio y no desperdiciar nada. En estos tiempos, todo cuenta, y cada porción puede hacer la diferencia.
Por último, sé constante. Aunque tengas semanas mejores o recibas otros ingresos, no dejes de acudir. Comer bien es la base para que cualquier adulto mayor tenga fuerza, salud y bienestar. Si existe un apoyo así, úsalo con responsabilidad y gratitud, pero también con la certeza de que te lo has ganado.